Por: Dr. Wilmer Soto Aguirre
Somos seres emocionales y ellas nos mueven dependiendo cuál nos domine, hacia adelante o hacia atrás en el devenir de nuestras vidas. En nosotros está conocerlas para saber cómo nos pueden ayudar o entorpecer en nuestras acciones y reconocerlas cuando se presentan en la rutina diaria que vivimos para controlarlas de la mejor forma y tratar de darle mayor preponderancia a las emociones positivas que nos ayudan y minimizar a las negativas.
En la Odontología, tanto en el profesionista como el paciente se manejan emociones que ayudan o perjudican al proceso de atención, por lo cual el odontólogo debe en primera instancia trasmitir al paciente serenidad, seguridad y la certeza que es conocedor del proceso dental de manera integral.
Es indispensable hacer el mayor esfuerzo para controlar las emociones perturbadoras que a un gran número de pacientes aleja del sillón odontológico, que no permite ejercer la odontología preventiva que sería una de las principales acciones que se debe ejercer en todos los ámbitos sanitarios, ya que, por lo general, solo asisten cuando el dolor es mayor que el miedo, que es la emoción dominante en todos los procesos mórbidos de la salud.
Este control requerido que necesita el odontólogo se logra desde el primer contacto con el paciente al realizar la Historia Clínica, lo asertivo y preciso de un buen interrogatorio generará en el paciente progresivamente la necesaria confianza, que es una de las claves principales para lograr controlar sus emociones negativas como son el miedo y la angustia de someterse a algo desconocido. Por lo cual, es importante mantener informado al paciente de cada uno de los pasos que se le efectuará en su cavidad bucal, de esta forma y aunado al Consentimiento Informado, se podrá generar la necesaria confianza que debe surgir de este binomio odontólogo-paciente, que por lo general durará para toda la vida.
Datos interesantes surgen de este tema, hace poco leí un artículo de un libro su título: BLINK “The Power of Thinking without Thinking” Autor Malcon Gadwell, que describe la relación del paciente con el profesionista de la salud, específicamente con los médicos y la serie de demandas que realizan los pacientes contra ellos, principalmente en USA.
Una reflexión que obtengo de esa lectura y traslado al ejercicio odontológico es “Si la relación y nexo emocional entre las partes es sólida”, los posibles errores involuntarios que pueden suceder en el ejercicio profesional se subsanan de una mejor manera a través del diálogo y la concertación de las ideas, sin necesidad de llegar a instancias legales. Todo esto basado en el nexo logrado en ese binomio antes nombrado, resultado de la dinámica en la comunicación en donde el respeto, humanidad, dignidad y cortesía deben estar presentes, unidas a la atención profesional en el acto odontológico.
De más está decirles, que los profesionistas de la salud en general y más aún quienes por la naturaleza de la profesión nos corresponde investigar en la intimidad del cuerpo de un paciente, debemos ser muy cautos, bioéticos y respetuosos para lograr que el paciente nos abra la puerta de su boca o de cualquier orificio natural para examinarlo.